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Muy lejos de erradicarse la violencia contra las mujeres en México


Las agresiones han disminuido únicamente 1% a lo largo de la última década


México. (Quinceminutos.MX).- La violencia contra la mujer en México ha disminuido únicamente un punto porcentual en la última década. Hace 10 años los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) señalaban que entre las mujeres mayores de 15 años, 67 de cada 100 sufrían algún tipo de violencia y la misma encuesta aplicada en 2016, afirma que la cifra es el 66.1 por ciento.

Al presentar la ENDIREH 2016, Adrián Franco Barrio, director general de Estadística de Gobierno, Seguridad Pública y Justicia, del Inegi, expresó que dos de cada tres mujeres de 15 años y más han sufrido algún acto de violencia (emocional, sexual, económica, patrimonial, laboral, física o de discriminación). El 49 por ciento sufrió violencia emocional y 41 por ciento, algún acto sexual. Además, una de cada tres padeció agresión económica, patrimonial o discriminación en el trabajo, y una de cada tres de violencia física. Los estados con mayores casos de violencia contra las mujeres son: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Aguascalientes y Querétaro. En contraparte, los menores registros están en San Luis Potosí, Tabasco, Baja California Sur, Campeche y Chiapas. Tan sólo en la Ciudad de México, 8 de cada diez mujeres sufrieron alguna vez de un acto violento, mientras que la mitad en Chiapas lo padeció. Estas agresiones ocurren en los ámbitos escolar, familiar, laboral, comunitario y de pareja. Afirmó que el 88 por ciento del total de mujeres que sufrieron cualquier tipo de agresión en todas las situaciones no buscaron apoyo, ni denuncia ante alguna autoridad. Solamente una de cada 10 lo hizo. ¿Por qué no denuncian o buscan ayuda? Explicó: “porque refieren que se trató de algo sin importancia ni les afectó; por miedo a las consecuencias o amenazas o porque no saben cómo denunciar”. Violencia fuera de casa

Las entidades con más casos de violencia en el ámbito escolar son: Querétaro, Jalisco, Ciudad de México, Aguascalientes y Oaxaca. A nivel nacional, una de cada cuatro mujeres sufre agresiones sexuales, emocionales y físicas. En situación laboral, 26.6 por ciento de la población femenina la ha padecido a lo largo de su vida, y el 22.5 por ciento en los últimos 12 meses, es decir, una de cada cinco mujeres. Entre 2011 y 2016, al 12.9 por ciento de las trabajadoras les solicitaron prueba de embarazo como condición para acceder a un empleo. La principal violencia que enfrentan las mujeres en este ámbito es la discriminación (22.1 por ciento a lo largo de su vida y 21 por ciento en los últimos 12 meses). Los estados más violentos son: Chihuahua, Coahuila, Querétaro, Baja California y Quinta Roo; en contraste; entre los de menor proporción se ubican Baja California Sur, Guerrero, Nayarit, Campeche y Chiapas. A nivel comunitario, cuatro de cada 10 mujeres a lo largo de su vida han sufrido algún tipo de violencia y una de cada cuatro en los últimos 12 meses. La sexual (una de cada tres) es la principal violencia que sufren en este ámbito, seguida por la emocional y la física. Las entidades donde se concentra más esta violencia, son Ciudad de México (seis de cada 10), Estado de México, Jalisco, Aguascalientes y Querétaro. Los menores: Oaxaca, Baja California Sur, Nayarit, Chiapas y Guerrero.


Violencia en la familia

En el seno familiar, una de cada 10 mujeres padeció al menos un acto violento, exceptuando a la pareja que tiene una connotación distinta. La principal forma de violencia es la emocional (8.1 por ciento de los casos). Los agresores son hermanos, padre, madre, tíos y primos. En el país, cuatro de cada 10 mujeres han sido víctimas a lo largo de su relación de algún tipo de violencia por parte de la pareja y, en los últimos 12 meses, una de cada cuatro. La principal forma de agresión, respecto a la pareja, es emocional, seguida por la económica-patrimonial, física y sexual. Las entidades donde se concentra más la violencia de parejas son: Estado de México, Ciudad de México, Aguascalientes, Jalisco y Oaxaca; los menores registros están en Baja California, Chiapas, Tamaulipas, Nuevo León y Campeche. Además, ocho de cada 10 mujeres que sufrieron agresión de su pareja no denunciaron el hecho ni buscaron auxilio; sólo el 8.8 por ciento solicitó apoyo; 5.6 por ciento interpuso una queja y el 5.6 por ciento denuncio y pidió ayuda. Violencia desde el nacimiento

De igual modo, 4.4 millones de mujeres mayores de 15 años han sido objeto de abuso sexual durante su infancia. Los principales agresores, la tía o tío, con uno de cada cinco casos; seguido por uno no familiar, prima o primo, desconocido, hermana o hermano, padrastro-madrastra, padre, abuela-abuelo, madre u otro.

Respecto al maltrato en la atención obstétrica, el universo comprende el 32.8 por ciento de mujeres de entre 15 y 49 años. También, 3.7 millones, es decir, el 42.8 por ciento, reportaron que el nacimiento de su hija o hijo fue por cesárea. Una de cada tres, es decir, el 33.4 por ciento, de las mujeres de 15 a 49 años, sufrió algún tipo de maltrato por parte de quienes la atendieron en el parto o en el proceso. Las entidades con mayor maltrato obstétrico son Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Morelos y Querétaro. Los menores casos se reportan en Sinaloa, Nuevo León, Chihuahua, Guerrero y Chiapas.


Los retos en México Ana Laura Pineda Manríquez, directora general de Evaluación y Desarrollo Estadístico, del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), aseguró que la ENDIREH es la primera encuesta destinada a medir la pobreza contra las mujeres en América Latina y ha mostrado el carácter estructural de la violencia de género. Este tipo de documentos revela que en la prevalencia de la violencia total (pareja u otros agresores), observada en 2008, 2011 y 2016, de seis a siete mujeres, por cada 10 han vivido por lo menos un episodio de agresión. Además, la ENDIREH 2016 precisa que la población femenina enfrenta barreras de género para solicitar y recibir ayuda, como prácticas discriminatorias y violentas en algunas instituciones de atención a víctimas, especialmente las de salud y de justicia. Consideró necesario erradicar estas prácticas, aplicar protocolos de actuación y capacitar a las y los servidores públicos para que las mujeres violentadas se acerquen a las instituciones y reciban la atención adecuada. Pineda Manríquez subrayó que persiste la percepción en las mujeres de que la violencia cometida en su contra es una cuestión privada o es su culpa, lo que las detiene para solicitar ayuda a presentar una denuncia. La ENDIREH, abundó, ha contribuido al fortalecimiento del marco normativo; sin embargo, apuntó, es fundamental que este documento contenga información a nivel regional y municipal; datos de la violencia en un contexto de separación o divorcio; la que sufren las mujeres con discapacidad, migrantes e indígenas; información sobre los agresores; el costo de la violencia, y datos respecto al acceso a la procuración e impartición de justicia.

País misógino y paternalista

"Estamos muy lejos de alcanzar la meta de reducir las agresiones", advirtió Maricela Contreras Julián, presidenta de la Comisión Especial de Delitos cometidos por Razones de Género de San Lázaro, al conocer los resultados entregados esta semana por el Inegi.

La legisladora indicó que esta encuesta busca visibilizar lo que está sucediendo con la violencia contra las mujeres y reconoció que a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho durante décadas, “no hemos logrado que se modifique la cultura o el chip que normaliza la violencia contra las mujeres y que incluso la justifica”. Contreras Julián argumentó que las leyes no se aplican y, en muchos casos, las políticas no dan los resultados que se esperan. Asimismo, resaltó que no hay localidad, ni comunidad, municipio o estado donde la violencia contra las mujeres no esté presente, pues “no es un asunto de quién gobierne o de qué partido represente, porque estas agresiones están presentes en todas entidades y los rincones más alejados”. La diputada mencionó que se han emprendido muchos esfuerzos aún sin cristalizar; se requiere buscar dónde están las fallas del Estado y del gobierno para que la procuración de justicia se haga efectiva, así como la armonización legislativa de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en los estados, que no se ha logrado concluir, ni siquiera el tema de la tipificación del feminicidio en todos los códigos penales. México, expuso, vive una sociedad misógina y paternalista. “Es una realidad que exige una pronta atención para detener este problema de Estado que es la violencia de género”.

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