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México y el retorno inquietante de la Guerra Sucia

  • Foto del escritor: Quinceminutos.MX
    Quinceminutos.MX
  • 18 nov
  • 3 Min. de lectura
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La violencia registrada en la marcha del pasado sábado 15 de noviembre y los señalamientos encontrados de los actores políticos sobre la infiltración de grupos de choque, atribuidos a unos y otros, respectivamente, están orillando hacia un fenómeno que México ya ha vivido, ya ha padecido y ya ha llorado: el inicio de una nueva etapa de Guerra Sucia.


Pero esta vez no se trata de una reedición calcada de lo ocurrido en los años 60, 70 y 80, cuando el Estado mexicano —entonces dominado por el PRI— empleó métodos de terrorismo institucional contra movimientos de izquierda que luchaban por democracia y libertad. Lo que hoy emerge es una versión confusa y profundamente peligrosa de la historia, en la que quienes hoy intentan promover la violencia esconden la mano y acusan al contrario.


Por un lado, el grupo en el poder que señala con toda coherencia que los violentos son los grupos políticos que perdieron el poder y que parecen dispuestos a usar cualquier método para recuperarlo, pero por el otro, los representantes de la sociedad civil que salieron a las calles y aseguran que los grupos de choque fueron enviados por intereses externos para responsabilizarlos de la barbarie.


Los jóvenes y adultos menores de 40 años no lo vivieron y, por lo tanto, tampoco lo pueden ver con los mismos ojos, pero México vivió décadas marcadas por persecuciones, desapariciones forzadas, tortura y represión sistemática. Aquella Guerra Sucia tuvo un objetivo claro: aplastar a una oposición que el régimen consideraba una amenaza.


Hoy, el país experimenta una distorsión inédita: sectores de la derecha política —incapaces de articular una propuesta, derrotados en las urnas y fracturados internamente— parecen recurrir a métodos que históricamente ellos mismos negaron, justificaron o encubrieron. Pero también vemos desde la Presidencia de la República responsabilizar directamente a la derecha por la violencia y, al mismo tiempo, pedir una investigación judicial para conocer a los responsables. Es decir, aplicando la máxima de “no tengo pruebas, pero tampoco dudas”.


La revelación del llamado manual “Ave Azul”, la insinuación pública de panistas como Jorge Romero y Jorge Castañeda de que a la oposición solo le faltaba llegar a la violencia y de la implementación de una “guerra sucia” colocada en el ámbito mediático, sumado a los hechos del 15 de noviembre, donde grupos de choque habrían buscado generar muertos para responsabilizar al gobierno, constituyen señales de alarma que un país con el pasado de México no puede minimizar.


Estamos —sin duda— ante una estrategia organizada, no ante hechos aislados: el retorno de la violencia política como método.


La “guerra sucia” no empieza con balas: empieza con chismes, mentiras, sicariato mediático, campañas negras, infodemia y provocación en las calles. Todo eso ya está ocurriendo.


Pero también empieza con algo más oscuro: la deshumanización del adversario, la narrativa del enemigo interno, la justificación moral de “hacer lo que sea necesario”.


En los 70, esa normalización terminó en masacres.

En los 80, terminó en desapariciones.

En los 90, en paramilitarismo.


¿De verdad queremos repetir esa historia?

Cuando un grupo político reincide en métodos fascistas las primeras víctimas no son los líderes reconocidos, sino los ciudadanos comunes que salen a una marcha sin saber que están siendo usados como carne de cañón en una estrategia de provocación.

Eso —y no otro— es el mecanismo clásico de la Guerra Sucia.

Las guerras sucias solo triunfan cuando la sociedad cae en la trampa.México ya vivió una —y pagó un precio altísimo.

Hoy se vislumbra otra, más sofisticada, más mediática, más digital, más disfrazada.

No hay que esperar a que haya muertos.No hay que esperar a que la violencia escale.No hay que esperar a que sea demasiado tarde.

La alerta está dada.Las señales están ahí.La historia ya nos enseñó dónde termina este camino.

Y esta vez, México debe elegir otro.


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Cuenta de X: @mecinas

Director de Quinceminutos MX

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