3I/ATLAS: Científicos registran nueva anomalía por cambio de trayectoria que lo acerca a Júpiter
- Quinceminutos.MX
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El visitante interestelar pasará el 16 de marzo de 2026 en el borde del Radio de Hill del gigante de la Vía Lactea

Un nuevo episodio en la corta historia de los objetos interestelares volvió a poner en el centro del debate mediático y científico al cometa denominado 3I/ATLAS. El pasado 19 de septiembre la NASA hizo públicas imágenes y mediciones tomadas por varias misiones —entre ellas el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), MAVEN, SOHO y otros observatorios— y afirmó que los datos son coherentes con un cometa interestelar en paso por el sistema solar. La agencia insistió en que 3I/ATLAS no supone peligro para la Tierra y que las observaciones serán puestas a disposición de la comunidad para su análisis.
Sin embargo, un reporte más reciente indicó un repentino cambio de dirección tras su paso por el perihelio —como ya lo había hecho al entrar al sistema solar—, pero esta vez el rumbo lo acerca más a Júpiter, pasando a aproximadamente 53,502 millones de kilómetros, esto es en el borde del Radio de Hill, que es de 53,445 millones de kilómetros. La distancia mínima para no ser atraido por la gravedad de Júpiter.
¿Qué anomalías se han observado?
Varios investigadores, encabezados por el astrofísico Avi Loeb (Harvard), han ido enumerando rasgos que consideran atípicos:
Velocidad de casi 60 km por segundo.
Actividad de expulsión de materia muy extendida y en ocasiones con chorros lineales de gran longitud.
Masa y tamaño mayores de lo esperado para los cometas interestelares conocidos.
Señales de aceleraciones no gravitacionales.
Cambio de trayectoria de manera aleatoria.
Trayectoria alineada al Sistema Solar.
Resistencia a las altas temperaturas del Sol.
El profesor Avi Loeb afirma que estas anomalías requieren explicación más allá del outgassing convencional. Loeb ha agrupado estas irregularidades en listados públicos y ha pedido análisis más abiertos de las medidas.
Según lo explicado por los investigadores, el 3I/ATLAS muestra que su estructura está compuesta por una mezcla de dióxido de carbono, agua, cianuro y una aleación de níquel la cual no se ha visto en procesos naturales, lo que dejó más especulaciones, porque esta aleación es muy similar a las creadas en el sector de la industria.
La explicación de la NASA y la postura mayoritaria
Ante la amplia atención pública, la NASA organizó una presentación en la que mostró imágenes multiespectrales (ultravioleta, visible e infrarrojo) y argumentos para interpretar 3I/ATLAS como un cometa —es decir, un núcleo helado que libera polvo y gas al calentarse— y no como un artefacto tecnológico.
Las imágenes de distintas plataformas y los espectros, según los equipos que trabajaron los datos, son consistentes con emisiones de gas (por ejemplo hidrógeno en UV) y con una coma y cola que se expanden tal como ocurre en cometas activos. Las agencias científicas subrayan además que las observaciones adicionales (Hubble, Webb y otros telescopios) permitirán afinar la explicación.
La crítica de Loeb —y la respuesta científica—Loeb ha sido explícito: calificó algunas de las imágenes públicas como “difusas” o “engañosas” por el efecto de jitter (movimiento) en las cámaras y por el apilado de tomas, y afirmó que esos artefactos no descartan hipótesis alternativas, incluida la posibilidad de origen artificial. Sus textos y entrevistas piden mantener la hipótesis abierta hasta obtener datos de mayor resolución y un análisis más detallado de las aceleraciones observadas.
Por su parte, varios astrónomos y analistas de datos han explicado públicamente que las anomalías señaladas por Loeb pueden tener explicaciones físicas o instrumentales plausibles —y que el conjunto de pruebas apunta, por ahora, al comportamiento de un cometa—, aunque coinciden en que el objeto merece más observación.
Qué sigue y por qué importa
3I/ATLAS continuará siendo monitoreado por telescopios en tierra y por misiones espaciales durante las próximas semanas y meses; los nuevos conjuntos de datos —especialmente imágenes de alta resolución y mediciones espectroscópicas— serán decisivos para aceptar o refutar algunas de las “anomalías” más llamativas.
Algunos expertos pronostican que observaciones cercanas a su tránsito y análisis de la composición del gas y del polvo permitirán despejar la mayoría de dudas; otros, como Loeb, creen que sólo una vigilancia exhaustiva y abierta podrá impedir un cierre prematuro de hipótesis no convencionales.
Por ahora la versión oficial —respaldada por múltiples misiones y por análisis iniciales— clasifica a 3I/ATLAS como un cometa interestelar con rasgos peculiares; la comunidad científica está dividida en matices más que en bandos, y voces críticas piden cautela y más datos antes de descartar interpretaciones poco ortodoxas. La investigación continúa y, como ha ocurrido con los visitantes interestelares anteriores, la combinación de más y mejores observaciones será la que lleve al consenso.
























































