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Muere doña María de Jesús en la CAPU tras años esperando a sus hijos que nunca regresaron

  • Foto del escritor: Quinceminutos.MX
    Quinceminutos.MX
  • 25 jul
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 29 jul

Originaria de Tehuacán, refería tener un hijo en Estados Unidos y dos hijas en Cuautlancingo. Ninguno volvió por ella.

María de Jesús Mundo estuvo tres años esperando a sus hijos en la terminal.
María de Jesús Mundo estuvo tres años esperando a sus hijos en la terminal.

Ciudad de Puebla, Pue. (Quinceminutos.MX). —Sentada en una banca de aluminio, mirando hacia la entrada de la terminal, así fue encontrado el cuerpo sin vida de doña María de Jesús Mundo, una mujer de 80 años que pasó sus últimos tres años en la Central de Autobuses de Puebla (CAPU) esperando a que alguno de sus hijos regresara por ella, como le prometieron. La escena conmovió a usuarios y trabajadores que solían verla diariamente.


Conocida simplemente como “doña María”, esta adulta mayor originaria de Tehuacán se convirtió en una figura entrañable para quienes transitaban por la terminal. Vivía de la caridad de pasajeros y comerciantes: recibía alimento, ropa, refrescos y pañales.


Siempre se rehusó a abandonar el lugar, con la firme esperanza de que alguno de sus tres hijos —Víctor Manuel, quien supuestamente residía en Estados Unidos; Marina Guadalupe o Alma Rivas Mundo, ambas de Cuautlancingo— volvería a buscarla.

Voy a regresar por ti”, fue la promesa que doña María repitió en múltiples entrevistas, convencida de que no podía alejarse, por temor a que no la encontraran si lo hacían.


La madrugada del jueves 24 de julio, su corazón se detuvo. Murió en silencio, como vivió los últimos años: mirando hacia la entrada, con la esperanza intacta. Fue encontrada aún sentada, con los ojos cerrados, como si solo hubiera decidido dormir.


Elementos de la Policía Auxiliar acordonaron el área mientras peritos de la Fiscalía General del Estado realizaban el levantamiento del cuerpo. El reporte preliminar indica que murió por causas naturales.


Durante estos años, su historia se hizo viral en redes sociales. Las autoridades intentaron alguna vez trasladarla a un albergue o centro asistencial, pero ella se negó, por miedo a perder el reencuentro que esperaba. Después de un tiempo, dejaron de insistir. Y también dejaron de buscarla. Incluso en julio de 2024, el Sistema Estatal DIF (SEDIF) publicó sin éxito una ficha búsqueda para ubicar a sus familiares. Sus hijos nunca llegaron.


Ahora, tras su fallecimiento, doña María sigue esperando, pero esta vez en la morgue, donde aguarda a que algún familiar acuda a reconocer el cuerpo, para que pueda tener una sepultura digna. De lo contrario, podría terminar en la fosa común, como miles de personas olvidadas.

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