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José Mujica: el líder humanista de la izquierda latinoamericana

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    Quinceminutos.MX
  • hace 5 horas
  • 3 Min. de lectura




Liviano y sin ataduras, tal como decidió vivir hasta sus 89 años, así falleció en un caluroso martes del mes de mayo José Mujica, el expresidente de Uruguay, quien ha sido considerado como el líder humanista de la izquierda latinoamericana.


Lejos de discursos vacíos, frases hechas y demagogia, se convirtió, per se, en un líder moral seguido por los movimientos de izquierda, los mismos que lo llevaron a la presidencia de 2010 a 2015. Y aunque fue un presidente de avanzada que logró la estabilidad y el crecimiento económico de su país, no necesitó controlar los poderes, realizar cambios estructurales, imponer su ideología ni adoctrinar a nadie.


Mujica fue un líder que desafió las convenciones políticas y sociales. Exguerrillero tupamaro, pasó casi 14 años en prisión durante la dictadura uruguaya de Juan María Bordaberry (1972–1985). Lejos de salir con rencor, emergió con una filosofía de vida centrada en la sobriedad, la libertad y el amor por la vida simple.


Durante su presidencia, Uruguay se convirtió en un laboratorio de reformas progresistas: legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y la marihuana, al tiempo que promovió las energías renovables y redujo la pobreza. Pero más allá de las leyes, Mujica conquistó al mundo por su coherencia: vivía en una modesta chacra, conducía un viejo Volkswagen escarabajo y donaba el 90 % de su salario. Su estilo de vida austero no era una pose, sino una declaración política.


De acuerdo con datos de World Data, en 2010, Uruguay ocupaba el puesto 114 en el ranking mundial de Producto Interno Bruto (PIB) nominal. Para 2015 —al término del gobierno de Mujica— había ascendido ya al puesto 83 entre las economías del mundo. Actualmente, está considerado en la posición 77.


Así, en una época donde la política suele estar dominada por el cinismo y la ambición, Mujica demostró que es posible ejercer el poder con humildad, pensar con profundidad y vivir con coherencia. Su legado no está solo en las leyes que promovió, sino en la esperanza de que otra política —más humana, más honesta— es posible.


Este 13 de mayo, América Latina perdió a una de sus figuras más queridas y singulares. Su muerte ocurrió así, frugal, como fue su vida, en su chacra de Rincón del Cerro, Montevideo, tras una lucha contra el cáncer de esófago, enfermedad a la que él mismo decidió dejar de combatir en enero de este año.


Su fallecimiento ha generado una ola de homenajes en toda la región. Líderes como Claudia Sheinbaum, Gustavo Petro y Gabriel Boric lo despidieron como un referente ético y un símbolo de la integración latinoamericana. El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, anunció tres días de duelo nacional.


América Latina despide a un líder que no buscó ser ejemplo, pero que lo fue por la fuerza de su autenticidad.


—“Cuando yo compro algo —o tú— no lo compras con plata; lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata, pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad”.— José Mujica

Cuenta de X: @mecinas

Director de Quinceminutos MX

Premio Estatal de Periodismo 2014 y 2015

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