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A pensar en el futuro

  • Foto del escritor: Quinceminutos.MX
    Quinceminutos.MX
  • hace 4 días
  • 4 Min. de lectura
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La temporada 2025 de los Pericos de Puebla resultó complicada y dejó más dudas que certezas, pero también abrió la puerta a reflexionar y a pensar en un futuro que puede ser diferente en 2026. El balance del equipo fue negativo, enmarcado en un proceso de reconstrucción y en un mercado de refuerzos mucho más limitado que en años anteriores. Si bien los resultados no acompañaron, la campaña puede catalogarse como un aprendizaje, un punto de inflexión que debe servir para replantear objetivos y buscar un proyecto más sólido.


El equipo se enfrentó a un contexto difícil en la División del Sur, señalada como débil frente al Norte, aunque históricamente ha sido el sector que más campeonatos ha cosechado en la Liga Mexicana de Beisbol. Esa diferencia entre “ganar partidos” y “ganar campeonatos” ha caracterizado al circuito, y Puebla conoce bien ambas facetas.


La organización ha vivido altibajos, pero desde el regreso del beisbol a la ciudad en el año 2000 ha logrado convertirse en un protagonista recurrente, alternando su presencia entre las zonas Norte y Sur. Con el paso del tiempo, el club conquistó cinco títulos divisionales y dos Series del Rey –todas jugando en el Sur–, consolidando un prestigio que no se puede borrar con un mal año.


Máxime si aparece el principal enemigo de un equipo: las lesiones, que terminan por echar a la borda todos los planes trazados al inicio de la temporada.


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Estos Pericos han pasado por distintos dueños y etapas: bajo Ricardo Henaine, luego con la familia Moreno Valle, y más tarde con Gerardo Benavides, quien logró romper una sequía de 30 años sin títulos al conquistar el campeonato en 2016. Ese logro marcó un antes y un después en la historia moderna del equipo.


Posteriormente, cuando Benavides decidió quedarse con Monclova, el futuro en Puebla parecía incierto, hasta que en 2018 apareció Mota Engil México, encabezada por José Miguel Bejos, quien garantizó la permanencia de la novena en la ciudad y relanzó el proyecto bajo la promesa de “Pericos por siempre”.


La nueva administración enfrentó retos de inmediato: en 2019, el trabajo de “La Chispa” Gastélum no logró mantener el paso que llevaba el “Che” Reyes, quien salió de manera sorpresa de la dirección del equipo, y el proyecto se tambaleó. Luego vino la pandemia que interrumpió la actividad en 2020, pero a partir de 2021 el equipo regresó con fuerza y se convirtió en invitado constante a la postemporada. De hecho, en apenas cuatro años de gestión, Bejos y su directiva ya lograron conquistar un campeonato, algo que no todas las franquicias pueden presumir.


A pesar de ello, las críticas hacia la directiva no cesan. Se les señala por los errores en contrataciones y por no mantener un nivel competitivo constante. Sin embargo, el beisbol enseña que no todos los años son iguales, y que frente a rivales con plantillas superiores las derrotas son parte del juego.


Lo fundamental es aprender de los tropiezos y reconstruirse para volver más fuertes. La historia de Puebla lo demuestra: tras fracasos como en 1978, 1985 y 2015, donde ni siquiera se metieron a playoffs, el equipo resurgió con títulos en las campañas inmediatas de 1979, 1986 y 2016, respectivamente. Incluso en 2023, tras un cierre de altibajos de temporada, los Pericos sorprendieron a todos y se coronaron con una racha inspiradora.


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De cara a 2026, la prioridad es clara: encontrar un manager de renombre, capaz de exprimir al máximo el talento del roster y de convertir a sus jugadores en auténticos ganadores. Al mismo tiempo, la organización debe buscar consolidar una sólida base de peloteros mexicanos y reducir la dependencia de refuerzos, priorizando calidad sobre cantidad. El objetivo sigue siendo el mismo de siempre: clasificar a playoffs y, a partir de ahí, soñar con el campeonato.


No todo debe medirse en victorias y derrotas. Bajo la gestión de Bejos, el estadio Hermanos Serdán se ha transformado en un escenario de primer nivel, con mejoras en iluminación, bullpens y una pantalla gigante que coloca al inmueble entre los mejores del circuito. La afición debe reconocer estos avances y valorar el esfuerzo por mantener a Puebla en la élite del beisbol mexicano.


El mayor riesgo es caer en el error del pasado: que la falta de reconocimiento y la presión desmedida alejen a los dueños actuales, tal como ocurrió en 1987 cuando Jaime Pérez Avellá decidió vender la franquicia tras la ruptura con la afición. Hoy, Puebla vive un momento distinto, con una directiva comprometida y una base de seguidores que responde con fidelidad. El reto es mantener esa comunión, proteger lo construido y mirar al futuro con confianza.


En síntesis, 2025 fue un año difícil, marcado por la reconstrucción y las limitaciones, pero también una oportunidad para aprender y seguir creciendo.La historia de los Pericos y las franquicias poblanas demuestra que después de cada fracaso viene una revancha, y el 2026 podría ser una nueva oportunidad de escribir otra página gloriosa. La directiva, con sus aciertos y errores, ha mostrado compromiso; la afición, pasión; y juntos deben trabajar para que Puebla siga volando alto en el beisbol mexicano.


Así de sencillo.

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