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Museo Barroco y morenovallismo: Alejandro Armenta rompe con el pasado

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    Quinceminutos.MX
  • hace 2 horas
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Opinión Puebla

La transformación no siempre llega con estridencia ni con confrontación. En Puebla, el proceso que ha comenzado apunta a un cambio profundo que avanza sin violencia, con estabilidad política y con un mensaje claro: el poder público se ha colocado del lado de la gente, sin cerrar el paso a los empresarios ni a las inversiones. La diferencia sustancial es que hoy desde el Ejecutivo se respeta lo que antes no se respetaba: la ley.


El gobierno encabezado por Alejandro Armenta —que concluye su primer año— ha dejado en claro que no existe contradicción entre impulsar el desarrollo económico y defender el interés público. Al contrario, la certidumbre jurídica, la legalidad y la transparencia son condiciones indispensables para atraer inversiones sanas y sostenibles.


Un ejemplo emblemático de los excesos del pasado es el Museo Internacional del Barroco, construido durante el gobierno panista de Rafael Moreno Valle Rosas. Más allá de su valor arquitectónico, el proyecto se convirtió en símbolo de un modelo de gobierno que endeudó al estado mediante esquemas financieros opacos, con el objetivo de generar ingresos cuyo trasfondo político apuntaba al financiamiento de una campaña presidencial que nunca llegó.


Las cifras oficiales son contundentes. Entre 2016 y mayo de 2025, Puebla había pagado más de 4 mil millones de pesos por el Museo Barroco, mientras que el monto proyectado de 2025 a 2039 ascendía a 10 mil millones de pesos adicionales. En conjunto, la carga financiera alcanzaba los 14 mil millones de pesos, un lastre de largo plazo para las finanzas estatales y una herencia injusta para generaciones de poblanas y poblanos.


Hoy, ese paradigma comenzó a romperse. Bajo el gobierno de Alejandro Armenta se logró un término anticipado del crédito heredado por el morenovallismo, cerrando el compromiso financiero con el pago de 2 mil millones de pesos, lo que representa un giro de fondo en la administración de los recursos públicos y un acto de responsabilidad histórica.


Una oportunidad histórica

La Cuarta Transformación en Puebla ha encontrado casa, no es una política de exclusión, sino de reglas claras y responsabilidad institucional. Sin embargo, debe permear en todas las dependencias y sobre todo en los organismos estatales, donde aún algunos funcionarios se siguen aprovechando del cargo, posando para la foto en sus redes sociales y la socialité.


Una transformación auténtica no puede limitarse al Poder Ejecutivo. El cambio debe implementarse de inmediato en el Congreso del Estado y en el Poder Judicial, incluidos los tribunales y la Fiscalía General del Estado, donde la corrupción sigue enquistada y continúa beneficiando a redes de poder formadas al amparo de gobiernos anteriores.


Ahí es donde operan con mayor impunidad los llamados “cárteles inmobiliarios” y “cárteles del despojo”, estructuras que combinan intereses económicos, complicidades políticas y omisiones institucionales para apropiarse ilegalmente de bienes, afectando a ciudadanos que rara vez encuentran justicia pronta y efectiva.


Puebla vive hoy una oportunidad histórica: demostrar que es posible transformar sin violencia, gobernar sin privilegios y crecer sin corrupción. Pero para que ese cambio sea real y duradero, debe abarcar a todas las instituciones. La transformación no puede tolerar excepciones ni zonas de impunidad. Sólo así, con la ley como frontera y la gente como prioridad, el cambio dejará de ser promesa para convertirse en realidad.


Cuenta de X: @mecinas

Director de Quinceminutos MX

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