¿Impuesto a las remesas? Así afectaría a Puebla y a miles de familias
- Quinceminutos.MX
- 26 may
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Con preocupación ha sido tomada entre las familias poblanas la propuesta del gobierno de Estados Unidos de implementar un impuesto del 3.5% a las remesas que son enviadas cada mes por sus hijos, hijas, padres, madres o hermanos que se fueron a los Estados Unidos.
Los que están en casa se dicen dispuestos a que sus familiares les descuenten ese porcentaje de los 100 o 150 dólares que les mandan cada semana, aunque esto implique enfrentar carencias más agudas. Sin embargo, los que están allá también están dispuestos a asumir el costo adicional con tal de no reducir el ingreso para sus familias, porque saben que en casa hasta un peso hace falta. Aunque esto signifique apretarse aún más el estómago en medio de las largas jornadas de trabajo.
Tiene razón el gobernador Alejandro Armenta cuando pone el ejemplo de lo que ocurrió durante la pandemia de Covid-19, época en que los migrantes aumentaron el envío de remesas a sus familias, porque sabían que en casa se necesitaban medicinas, comida o hasta financiar sepelios.
La economía no decayó, sino todo lo contrario: se rompieron récords en la recepción de remesas. Fue un acto de resistencia, de amor a distancia, que sostuvo hogares enteros en los momentos más duros.
Acá en los pueblos de la Mixteca, al igual que en cualquiera de la Sierra Negra, la Sierra Norte o Nororiental, o en la zona metropolitana de Puebla o el Valle de Tecamachalco, las historias se repiten y, a veces, hasta parecen ser la misma, contada miles de veces, con personajes distintos. Jóvenes que cruzaron con la esperanza de un futuro mejor, padres que dejaron atrás a sus hijos, mujeres que se lanzaron al camino con valentía. Todos se van en busca de oportunidades y con el sueño de volver. Sin embargo, no todos lo logran, o –al paso del tiempo– eligen quedarse allá para que ellos ni sus familias vuelvan a enfrentar la misma situación económica por la que se fueron.
Para muchas familias poblanas, especialmente en municipios como Puebla capital, Tehuacán, Atlixco, Izúcar y Tecamachalco, las remesas no son un ingreso adicional, sino el sostén de su economía.
En el primer trimestre de este 2025, estos municipios recibieron 143.7 millones, 71.2 millones, 52.4 millones, 46.1 millones y 26.2 millones de dólares, respectivamente. Una disminución en estos ingresos podría dificultar el acceso a necesidades básicas como alimentación, salud y educación, aumentando la vulnerabilidad de comunidades ya de por sí frágiles.
Además, la reducción en el flujo de remesas impactaría negativamente en sectores clave de la economía local, como el comercio minorista, la construcción y la pequeña industria, que dependen en gran medida del consumo financiado por estos recursos. Es una cadena invisible, pero real: lo que se gana allá se invierte aquí en cemento, en víveres, en uniformes escolares, en medicinas.
Ante la posibilidad de este nuevo impuesto, es probable que muchos migrantes busquen alternativas para enviar dinero a sus familias, como envíos en efectivo o transferencias informales. Sin embargo, estas opciones pueden conllevar riesgos legales y de seguridad, además de posibles pérdidas económicas.
Cuando el dinero se convierte en algo difícil de mover, también se vuelve más vulnerable a los abusos de intermediarios o al crimen –aquí uno de los grandes riesgos–.
Para contrarrestar estos efectos, expertos sugieren que el gobierno de Claudia Sheinbaum y a nivel local, el de Alejandro Armenta, implementen estrategias como la diversificación de la economía mediante el impulso a sectores como la manufactura, el turismo y las energías renovables.
Es necesario también fortalecer los programas de reintegración para migrantes deportados, así como fomentar el emprendimiento local con esquemas de microcréditos, asesorías y acompañamiento técnico. La migración no debe ser el único camino para sobrevivir.
De acuerdo con Banxico, el estado de Puebla captó 789.4 millones de dólares en remesas de enero a marzo de 2025, lo que significó un incremento del 8.7 por ciento en comparación con el primer trimestre de 2024. Esto es más del 5% del PIB en el estado.
Estos números no son solo cifras, son el reflejo de miles de historias de esfuerzo y lazos a la distancia. De personas que, aunque estén lejos, siguen presentes cada semana, cada quincena o cada mes en la mesa de su familia. Un impuesto a las remesas no es sólo un descuento en dinero: es un golpe a esa red de apoyo que mantiene viva la esperanza en cientos de comunidades.
Cuenta de X: @mecinas
Director de Quinceminutos MX
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