Todos Santos: el reencuentro de los vivos con los muertos
Fieles cumplen con el peregrinar como cada año
Puebla, Méx. (Quinceminutos.MX).- Con olor a cempasúchil y cera quemada, los panteones se iluminaron desde la noche del viernes 1 de noviembre y hasta entrada la tarde del sábado 2, para recibir a los fieles difuntos que año con año cumplen con el peregrinar desde el Mictlán hasta el lugar de los vivos.
Desde lo lejos, las luces se divisaron en los cementerios donde el bullicio transformó la quietud en una fiesta popular. Hombres y mujeres de todas las edades arribaron uno a uno con flores, agua bendita, velas y veladoras, para tender en cuestión de minutos elegantes tapetes sobre los sepulcros derruidos por el tiempo.
Allí, no solo se tenía la certeza de que estaban presentes los muertos, sino que además se encontraron parientes que en años no se veían, así como aquellos que sólo se saludan año con año cuando se encuentran en el cementerio en este Día de Muertos.
Atole, café, tamales, elotes y hasta dulces típicos invadieron los pasillos de los cementerios, mientras la música de mariachi y de rondalla alzó trinos que parecían evaporarse hacia el cielo.
La celebración prehispánica, fundida con el cristianismo y la devoción de preservar aquella tradición heredada por las generaciones anteriores, se convirtió de este modo en un acercamiento de niños, jóvenes y viejos con el más allá, presente ahora en el recuerdo lúcido de quienes ya no están pero que vuelven cada año a los corazones de quienes van detrás.
Así, entre recuerdos y la certeza de encontrarse de nuevo con los seres queridos, al igual que llegaron, uno a uno se fueron retirando del cementerio, mientras desde lo lejos se observó una nube de humo blanco que se elevó detrás de las lomas, como marcando el fin de una fiesta que habrá de volver cada año, entre campanadas y dulce "olor a muertos".
