Morena y Delgado, el giro de 360 grados al mismo lugar

Solemos decir que cuando algo ha cambiado diametralmente, se ha dado un “giro de 360 grados”, lo que es un grave yerro, aunque muy común.

La analogía correcta, para expresar que se han modificado diametralmente las cosas, es “dar un giro de 180 grados”, lo que nos coloca efectivamente del lado contrario en el que originalmente estábamos.

Una vuelta de 360 grados, completa, pues, solamente nos coloca en el mismo lugar del que partimos.

Casi así ha pasado con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y la definición de Mario Martín Delgado Carrillo como su nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), en una muy impugnada tercera encuesta que organizó el Instituto Nacional Electoral (INE).

En el papel, y no es equivocado decirlo, los puros del partido lopezobradorista han sido derrotados, por los neomorenistas.

La eterna guerra de estamentos, muy clasista, en el partido del Presidente.

Luego de que pasen los berrinches y las impugnaciones, el todavía coordinador de los diputados federales de Morena llegará a la presidencia del CEN, que les ha arrebatado a los puros, pero lo hará con las manos atadas en muchos sentidos.

Su nueva posición lo que sí hace es garantizar que los pleitos internos estarán vigentes y las decisiones, casi todas, sigan tan disputadas, lentas y torpes, como hasta ahora.

La razón es una: los puros, a través de su líder moral a nivel nacional, Bertha Elena Luján Uranga, conservan el Consejo Nacional, que es un órgano colectivo de decisión superior al CEN.

Ese Consejo es el único facultado para convocar al que es el máximo órgano, por encima de cualquiera, que es el Congreso Nacional.

También, el Consejo, en manos de los puros, puede controvertir, reconvenir y corregir cualquier decisión que el CEN tome respecto de coaliciones, alianzas, estatutos y, hoy por hoy lo más importante: las candidaturas.

Encima, en muchos análisis sobre Morena, se ha pasado por alto que, como secretaria general del CEN, va la senadora con licencia Minerva Citlalli Hernández Mora, integrante del primer cuadro del presidente López Obrador y con conexión con los puros.

Es una militante joven, que emana la esencia misma del lopezobradorismo, desde las batallas originales, mucho antes de Morena. Ella sí, con una fe ciega en su líder.

De modo tal que Morena ha dado un giro vertiginoso, difícil, doloroso y muy ríspido, pero al mismo lugar: a su eterna guerra tribal, pero al menos en condiciones de mayor equidad entre los grupos dominantes

Los poblanos

En Puebla, el nuevo escenario de Morena ofrece un cause particular, por las condiciones propias de la entidad y su correlación de fuerzas.

Con la llegada de Delgado al CEN, Miguel Barbosa Huerta y su genuina y legítima autoridad política en el partido que lo llevó a la gubernatura toma la ponderación adecuada.

Sin disputa con su desempeño constitucional como mandatario, su voz será prioritaria en la selección de candidatos.

Es también el primer líder político en el estado, algo que no debe olvidar ni los de casa, ni los de enfrente.

La presidencia del colimense Mario Martín en el CEN ofrece asimismo condiciones adecuadas para que, junto con los barbosistas, camine en armonía el grupo del senador Alejandro Armenta.

El grupo menguado es, sin duda, el de los puros, que está identificado, aunque no solamente con ella, con la presidenta municipal capitalina, Claudia Rivera Vivanco.

Ella y sus aspiraciones reeleccionistas se complican, pero no se extinguen.

En este contexto, faltan todavía acomodos, pues en las próximas semanas comenzarán a tomar forma y fuerza los Colectivos de la Cuarta Transformación, uno por cada Comité Seccional de Morena en el estado de Puebla, como en todo el país.

Surgen del Movimiento Mexicano por la Cuarta Transformación, cuya tarea es “rescatar” las bases morenistas, aunque también representan un riesgo de reeditar la fractura del partido en tribus, que terminó por hacerle mucho daño, casi al grado de la desaparición, al Partido de la Revolución Democrática (PRD), antecedente institucional, por más que se reniegue, de Morena.

El tiempo tendrá la última palabra.