La seguridad en Puebla y el engrane que se barría
En apenas unos días, desde que el pasado 25 de marzo tomó oficialmente bajo su tutela el combate a la inseguridad en Puebla, el gobierno del estado ha dado de inmediato los resultados que la administración de Claudia Rivera Vivanco fue incapaz de reportar en año y medio de ejercicio de su administración.
Ahora está muy a la vista cuál era el engrane que se barría en esta delicada tarea.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), Puebla pasó de ser la peor ciudad del país entero en percepción de inseguridad entre sus ciudadanos, en diciembre pasado, a mejorar al menos unos seis puntos, en este marzo de 2020.
En la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) la capital poblana resultó con 86.8 por ciento el índice de percepción de inseguridad, con el lugar 15 de las 70 urbes en este rubro.
En diciembre pasado, Puebla capital tenía una percepción de inseguridad de 92.7 por ciento, lo que además representó, entonces, un grave incremento en el sentimiento de los poblanos al sentirse inermes ante la delincuencia, pues en septiembre de ese mismo 2019 tenía 83.1 por ciento en la misma ENSU. Los tropiezos recurrentes, la inexperiencia y la incapacidad de la administración de Claudia llevaron a esas terribles mediciones.
Siempre lo supimos, pero hoy es medible en cifras: Claudia Rivera Vivanco no sirve como funcionaria y no hay forma de que vaya a servirle a los poblanos.
Habrá quien suponga que los datos que recién dio a conocer esta semana el Inegi están reflejando un muestreo recolectado antes de que oficialmente, el 25 de marzo, la administración estatal tomara el mando de la seguridad local.
Sin embargo, en muchos sentidos, desde muchas semanas antes, desde Casa Aguayo se conducía de facto la estrategia contra la inseguridad; de ahí la sustentación del argumento.
El gobierno estatal atribuyó este repunte en la percepción ciudadana a cinco acciones específicas: Pasajero Seguro, vigilancia policial en el transporte; Cerca de ti: aumentaron policías y patrullajes en colonias; Policía Equipada, policía eficaz: nuevas patrullas y mejor equipamiento; Juntos contra el Robo: participación ciudadana para prevenir robos y asaltos; e Inteligencia contra el Asalto: más cámaras conectadas al C5.
Apenas tomó las riendas de la seguridad el gobierno de Miguel Barbosa, y está documentado, cayeron varios capos de las mafias de la ciudad, algunos que incluso venían sirviendo a oscuros intereses desde el morenovallismo.
La intervención de las autoridades estatales en materia de seguridad en Puebla capital llegó apenas oportuna, a punto con la emergencia por el Coronavirus.
Apenas se comenzaron a presentar connatos de saqueos, la Secretaría de Seguridad Pública estatal los contuvo y los inhibió.
Qué terrible hubiera resultado que, bajo la incompetente dirección de Rivera Vivanco y la titular de su Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), Lourdes Rosales Martínez, se perdiera la poca seguridad que había entonces en Puebla.
Claudia dio muestras de que no podía con lo más sencillo, nada hubiera podido hacer ante lo más complejo.
Desde que el estado tiene a su cargo la seguridad, han sido apresados los capos de las mafias en Puebla: “El Grillo”, “El Negro”, “El Jabalí”, “El Keops” y un largo etcétera.
¿Por qué en año y medio la administración de ella nunca pudo echarles el guante?
Y, sin embargo, Rivera mantiene su intención de pleito, de disenso contra la administración estatal, a la que no ha enviado ninguna buena señal de querer colaborar, menos en materia de seguridad.
Sigue jugando a hacer política y a ser la presidenta municipal, sin importar que seamos los poblanos sus rehenes.
Se ha obsesionado y sigue litigando ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el tema de la potestad como autoridad sobre la seguridad pública; en el Máximo Tribunal volverá a sufrir un revés a su necedad.
La candidez de Rivera Vivanco, al negar que los cuerpos de seguridad municipales tenían algún nivel de infiltración del crimen organizado -como se señaló reiteradamente-, ha quedado evidenciada.
¿O tal vez lo sabía y lo ocultó?
No. Yo prefiero la explicación de su monumental incompetencia.
