El criminal desacato de Claudia que pagamos los poblanos

Con la directriz que le señalan lenguas envenenadas que al oído la asesoran; con supina ignorancia sobre las normas básicas del país, del Estado (con mayúscula); con confusión profunda en los conceptos republicanos de municipio libre, autonomía y división de poderes, la presidenta municipal de la capital poblana, Claudia Rivera Vivanco, se ha atrincherado en un feroz capricho, para negarse a la posibilidad de colaborar con el gobierno estatal en materia de seguridad.

Sin mediar en los poblanos a los que gobierna, ella sigue poniendo -porque ya lo hace cada día- en riesgo a todos quienes aquí vivimos.

Oronda la morenista sentenció en un mensaje en video, la tarde-noche de este jueves, que no está para “aceptar instrucciones de las que no estoy convencida”.

Pero pierde su mirada en el arbusto que le impide ver el bosque. Claudia: tampoco has demostrado estar en capacidad de gobernar la ciudad. Las pruebas son abundantes.

Llama la atención que ella y su equipo confundan conceptos básicos y se aferren a una mala interpretación de la autonomía que efectivamente debiera tener su ayuntamiento o que ajusten a su miopía la esencia del “municipio libre”.

Es más, habla de una división de poderes, cuando quiere referirse a la separación de responsabilidades y facultades.

Me quedó una grave duda sobre si ella sabrá la diferencia entre los conceptos de “ayuntamiento” y “municipio”. Eso, sin duda, lo mejorará si toma un curso de teoría política.

La beligerante respuesta de Rivera, grabada con parches y con la bandera nacional al fondo, como si su caso fuera heroico, vino después de que con puntualidad el gobernador Miguel Barbosa Huerta le señaló, con citas específicas en los artículos de las Constituciones local y federal y de la Ley Orgánica Municipal, por qué le asiste la razón al designar una delegada o delegado en materia de seguridad pública del gobierno del estado en su ayuntamiento.

Desdeña la militante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) la oportunidad de recibir ayuda y de compartir con el gobierno barbosista la responsabilidad de dar seguridad a los poblanos de la Angelópolis.

No lo ve, pero en su encaprichamiento, Claudia regatea la oportunidad de un trabajo más eficiente en seguridad a los poblanos, a sus vidas y a sus bienes, ante el embate del crimen. No se lo está arrebatando al gobernador, sino a los ciudadanos.

Claudia no se pelea con Barbosa; ella está riñendo con los poblanos la posibilidad de mayor seguridad.

Al referirse a Ardelio Vargas Fosado, asesor en seguridad de la administración estatal, y a Claudia Morales, quien fue propuesta para ser delegada, Claudia reprocha en su mensaje audiovisual que el primero tenga un pasado “por Atenco, Chiapas, Migración y el morenovallismo” y sentencia que “no pasará por la 4T”.

No miente, pero sí desajusta el contexto.

Y además qué desmemoria muestra la mujer que antes de 2018 jamás había tenido siquiera una pequeña e insignificante responsabilidad administrativa y que, por ignorancia, por debilidad o por torpeza, se dejó convencer por personajes impresentables, para sumarse a su equipo de trabajo. Hay una lista larga de morenovallistas en su administración, pero no se muerde la lengua.

También hay quistes que vienen desde las administraciones priístas, como la de Blanca María del Socorro Alcalá Ruiz.

O Claudia puede negar que no conocía, por ejemplo, de la súbita prosperidad que su hoy coordinador general de Comunicación Social, Rafael Eduardo Quiroz Corona, adquirió tras el trienio de la priísta Alcalá, entre 2007 y 2011. Y ahí lo tiene a él, despachando en restaurantes de lujo -ahora suponemos que no, por la cuarentena-, y a muchos otros más como él en su administración.

¿O no lo ve o no lo sabe Claudia?

¿Su 4té es efectivamente La 4T?

La autoridad moral no es una fuerza que puede presumir la presidenta municipal.

Twitter @Alvaro_Rmz_V