Eduardo Rivera, la ruta de la aritmética y la bravura
Con cálculo aritmético y también con fiereza, Eduardo Rivera Pérez ha decidido arrancar un camino que, aunque complicado, no es imposible, hacia la gubernatura de Puebla. Ha tomado la decisión sin mediciones timoratas, sin esperar quién será su contrincante en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que podría equivocarse, enviar al rival más débil y quien genera encono y división, lo que le facilitaría la ruta del panista.
Eso lo saben el presidente municipal de la capital poblana y su equipo, por lo que han definido en plena conciencia.
El anuncio que ha hecho en su Segundo Informe de Gobierno como alcalde, en el que evitó palabras directas que le podrían costarle una sanción del Instituto Nacional Electoral (INE), tuvo pulcritud jurídico-electoral y ese será, sin duda, uno de sus mayores atributos, frente a las reiteradas faltas normativas en que han incurrido sus adversarios. Algunos, incluso en riesgo de inelegibilidad, si las autoridades se ponen estrictas en la aplicación de la ley.
En su discurso, plagado de los destellos del buen orador, que ha venido desarrollando en su carrera, Eduardo arengó ante sus simpatizantes para ir juntos a la batalla que, en el papel, pareciera una pelea de David contra Goliat, por lo bien ubicada que está la marca morenista y la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador en Puebla.
Pero él y los suyos saben algo, han desoído a los pesimistas y han hecho cifras. La aritmética, de ninguna manera, es irremontable.
Recordó el panista, ex diputado federal y local y dos veces alcalde, que en 2021, al arranque de las campañas constitucionales, estaba 15 puntos debajo de la entonces alcaldesa en busca de la reelección. Sin embargo, remontó al grado de que su triunfo fue por alrededor de 20 puntos, precisamente.
Junto con él, otros de sus correligionarios de Acción Nacional (PAN) ganaron las alcaldías de la zona conurbada, convirtiéndola en un corredor azul.
Esa región de la entidad aporta alrededor de 34 por ciento de los sufragios del total del territorio poblano y ahí ha sido derrotado el lopezobradorismo en los dos más recientes procesos electorales: el extraordinario de 2019 y el concurrente de 2021.
Sobre todo, en el más reciente, 2021, ya con la alianza en la que el PAN se fortalece con la operación de un cada vez más menguado priísmo. En tanto que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) realmente no aporta nada y se convierte siempre en un lastre. Incluso así, las cifras ofrecen oportunidades.
En tanto, los análisis que apostaban por una candidatura presidencial fuerte del Frente Amplio por México (PAN-PRI-PRD) se han derrumbado. La caída de la popularidad de la virtual candidata opositora, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, hacen evidente que Eduardo dependerá de sus habilidades y del apoyo partidista que lo abandera.
Aun así, ha tomado Eduardo la apuesta y la difícil ruta sin miedos, como él mismo lo dijo en su acto político en un Auditorio GNP pletórico.
“No es el momento de dudas, no es el momento de miedos. Es el momento de certezas, es el momento de la valentía, y si ustedes quieren que me la juegue por una mejor Puebla, y si ustedes quieren que me la juegue por un mejor México, saben que cuentan conmigo. Vamos juntos. Estoy listo, Puebla”, arengó ante sus simpatizantes que corearon “gobernador, gobernador”.
El 30 de octubre, Morena tendrá abanderado. Si se equivoca, estará el partido del presidente allanando el camino al panista. Si va con el mejor candidato, el de la gente, otra historia será.
“Van a temblar nuestros adversarios con esta fuerza y con esta pasión, porque vamos a vencer”, sentenció Eduardo
Twitter @Alvaro_Rmz_V
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