Puebla, considerado entre los tres estados más pobres de México, se coloca además como entre los de mayor expulsión de migrantes hacia los Estados Unidos, por lo que quienes han decidido dejar sus hogares para buscar mejores condiciones de vida representan uno de los pilares fundamentales de la economía en el estado y el impacto económico se puede cuantificar comparándolo con inversiones millonarias que se han realizado en los últimos años.

De acuerdo con la oficina de censos de los Estados Unidos, hasta 2013 se calculaba la presencia de 11 millones de mexicanos en la Unión Americana de los cuales aproximadamente 2 millones 273 mil eran de origen poblano, mismos que estarían empleados principalmente en el sector de servicios.

El trabajo que realizan desde allá, se traduce en Puebla en dinero circulante que hace mover las economías de las comunidades en el día a día, hasta –incluso- ser utilizado para las festividades religiosas y obras públicas de alto impacto.

Por ello, no es sorpresa que el reporte del Banco de México del 2015 ubica a Puebla como el sexto estado que recibió mayor cantidad de remesas de los Estados Unidos, alcanzando una cifra de aproximadamente mil 338 millones de pesos anuales. En primer lugar se encuentra Michoacán con 2.2 millones, seguido por Guanajuato con 2.0, Jalisco con 1.9, Distrito Federal (ahora Ciudad de México) con 1.5 millones y Estado de México con 1.4.

Para dimensionar un poco el impacto económico de las remesas que envían los poblanos podemos decir que con la misma cantidad se podría construir un Museo Internacional Barroco (MIB) cada año, cuyo costo fue de mil 300 millones de pesos con todo y los servicios prestados por el internacionalmente reconocido arquitecto Toyoo Ito.

Con esa cantidad de dólares que llegan a las familias del estado de Puebla, también se podrían comprar tres ruedas de la fortuna del tamaño de la “Estrella de Puebla” cada año, cuyo costo rondó los 400 millones de pesos o bien, construir en año y medio un mega teleférico como el Mexicable del Estado de México, que tuvo un costo de mil 700 millones de pesos.

Las cifras dejan en claro por qué las familias de los migrantes son los principales preocupados por lo que ocurre en Estados Unidos, tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, sin embargo, hasta ahora no se han concretado acciones contundentes e incluso, ya se habla de posible legalización del trabajo para quienes demuestren una forma digna de vida en la Unión Americana.

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