Los matrimonios igualitarios han vuelto a generar debate en Puebla. Luego de años de aplazar el tema, finalmente, el Estado aborda el tema y le da entrada al Congreso local, a fin de sentar la política que la entidad deba tomar al respecto.

La propuesta ha calado en lo más hondo del catoloticismo angelopolitano, el cual, fiel a los parámetros ortodoxos del Vaticano, se resiste a reconocer las familias diversas, aunque de manera contradictoria reconoce el libre albedrío como una gracia divina.

En medio del jaloneo, la bancada panista en el Congreso del Estado tiene una participación relevante, por ser el ala conservadora de la política.

Para dejar en claro el sentir de un sector de la población, un grupo “ciudadano”, a fin a la Iglesia, pero que -afirman- no es azuzada por ésta, convocó a la “Marcha por la Familia”, la cual busca recibir el apoyo masivo de los fieles cristianos y de todo aquel que se oponga a los matrimonios y/o la adopción entre personas del mismo sexo.

En contraparte, un grupo de integrantes de la comunidad LGTBI ha hecho exhortos a los medios de comunicación y líderes de opinión para hacer público apoyo a las familias diversas, sin encontrar un eco real a su planteamiento.

El tema que hoy confronta a los poblanos, surgió tras el impulso recibido por presidencia de la República, al pronunciarse por las libertades apegadas a derecho, sin embargo, aún deja en el aire los términos jurídicos y alcances de su propuesta.

* “La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos”: Karl Marx

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